Hace un poco más de 4 años estuve en precarias condiciones de salud y por ende, muchos días encerrada entre mi habitación y mi baño en el segundo piso de un departamento duplex. Justo en esa época estaba fanática de cada una de las canciones de Jorge Drexler. Todos sus discos en mis oídos diariamente hicieron que el «encierro reposado» fuera diferente y más agradable incluso.
Me gusta su voz, su carisma y sus parafraseos en cada canción. Es como un poema cada una de ellas. Tiene una visión de las cosas y de la vida que es diferente a lo que cada una tiene. Sus formas de decir me hacen pensar «eso es lo que yo quería decir» o algo así….
me gusta que sea suave y sencillo, dicen que en el backstage no lo es tanto, pero me da igual. Me vende la pomada y se la compro, aunque igual esas frases como «yo digo cuándo aplaudan, pero ahora no» como que descolocan un segundo. También me da igual, se olvida cuando entona una canción marcada en mis recuerdos, en mis experiencias y en aquellas ocasiones en que me acompañó sin tener la más cresta idea quién soy.
pasa el tiempo, llega el otoño o el invierno y nuevamente me nacen las ganas de escucharlo y lo hago. Menos mal que tiene hartas canciones, así no aburro a nadie y me vuelvo a sorprender, como un niño cuando la gente se esconde tras sus propias manos «¡y ahí tá!»
desorden y amor a canciones, eso no más son todas estas frases juntas
